Entre días de verano que parecen interminables, con la alegría que dan las flores amarillas sobre una mesa bien puesta, bañadas de luz solar; no es afán de ser en extremo romántico pero así de mágica lucí la mañana que daría lugar a al momento crucial nocturno en que un vivaz joven conoció a la chica que lo mantendría enfermizamente enamorado por largas primaveras, veranos, otoños e inviernos…
Situándonos 3 años atrás en el momento justo que comenzaba una noche que sería interminable. Una noche candida de mayo, en aquella ciudad con clima agradable, templado.
Una chica, un chico. Un sábado de diversión. Todo dio inicio cuando él levanto la cabeza, la vio y no pudo dejar de seguirla con la mirada, hasta que ella dio la vuelta para ir al baño de aquel café. Ella también lo había visto, su cara se le hacia familiar, pero le recordaba un poco diferente. Se quedó pensando por unos momentos.
-¡Claro es el hermano de Isabela, el que mencionó que está de visita en la ciudad!- Pensaba entusiasmada Helena.
En el transcurso en el que Helena salía del baño y caminaba de nuevo cerca de la mesa de Rodrigo, supo que era él, el hermano de Isabela que vive en la capital del país. Sintió una chispa de curiosidad y coquetería (lo cual no era tan inusual en ella) y sabía que solo era cuestión de minutos para que los presentaran.
Mientras el; solo se preguntaba si alguien conocía a esa chica por que quería que se la presentaran a como diera lugar ese mismo día.
Pero lo que nadie imaginaba es que sin conocerse ellos tienen algo en común, ambos tienen un amigo, un joven que se dice agente viajero y que alardea de su descendencia suiza; que aparece eventualmente, argumentado su trabajo y sin dar explicaciones del lugar en el que se encuentra en su ausencia. Un joven flaco de apellido Nicolas, de apariencia no muy activa, q viste bien siempre, y, que guarda un secreto tenebroso.
Nada menos que el sabe el futuro que les depara a estos jóvenes al conocerse, sabe que ese mismo día los presentaran y también sabe cada cosa que vivirán juntos.
Nicolas conoce bien a ambos, es amigo de Rodrigo en su ciudad y de Helena en la de esta.
Helena por fin encuentra a su amiga Isabela a la entrada del café.
-¡Te he estado buscando! Me parece que tu hermano está aquí, ¿Tiene el cabello más corto no es así?- Estoy casi segura de que es él a pesar de que solo lo vi 2 o 3 veces y de lejos hace un par de años- Argumentaba Isabela muy entusiasta.
-¡Seguro es él! Me dijo que estaría aquí a esta hora…
Entonces todo parecía pintar una noche agradable y está demás decir que al instante que Rodrigo vio a su hermana acercarse con Helena se paró inmediatamente a invitarlas a su mesa, y desde ahí, al instante en que los presentaron, no dejo de prestarle atención en toda la noche.
Química innegable. Desde la primera sonrisa, la primera charla.
Y más tarde compartiendo tragos no dejaban de coquetearse.
¿Habrá sido la noche calurosa, acompañada del licor, lo que los hizo enamorarse?
Se abrazaron, Helena se resistió a los primeros 3 intentos de robar un beso pero después al pretextar su acompañamiento al ir a tomar aire afuera, Helena indirectamente proponía llevar a cabo el tan esperado beso.
Historia es el resto, salieron, se enamoraron.
Una joven sin compromisos, sin noviazgos duraderos, con una desilusión muy grande y unas ganas renovadas de enamorase pero no segura aún, se ha topado con alguien que bien pudo ser cuestión de dos o tres encuentros, pero lo que no supo la noche que lo conoció es que él no la dejaría ir tan fácil, por que se había apoderado por completo de sus pensamientos y sus sentimientos. Está demás contar una historia de celos, angustia, peleas, reencuentros, solo resta decir que el enamoramiento es engañoso, historias de película, tragedias, bodas de ensueño, desenlaces dramáticos; y si algún día quieren hablar de verdadero amor, de constancia, respeto, entonces, puede que no encuentren tantas historias en los cuentos…
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